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El jugador que derribó un avión de un pelotazo

La historia es casi inverosímil, pero en Paraguay se recuerda como una hazaña digna de integrar el libro Guinness de los Records. A tal punto que la Conmebol la ha rescatado del olvido, 57 años más tarde. El increíble caso sucedió cuando Fidel Trigo, defensa del equipo General Genes, tenía apenas 16 años.

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Sin embargo pese a su corta edad ya tenía la fuerza suficiente como para, de un violento pelotazo al aire, derribar un avión monomotor que realizaba vuelos rasantes sobre el campo de juego.


"El accidente provocó una estampida del público, los jugadores... y hasta los árbitros que fueron a la carrera a ver el desenlace de la caída, a unos 500 metros más allá del impacto… El misil, es decir la pelota, impactó en la hélice y rebotó por la tapa motor. Esta se desprendió y cayó en la cancha en tanto la aeronave se iba a pique", recuerda el periodista Hugo Ruiz en su crónica para la entidad rectora del fútbol sudamericano.

Fidel Trigos tenía un alias, 'Chingolo', y fue protagonista del suceso en el barrio Villa Morra, hoy centro financiero de la ciudad de Asunción. "Era un sábado de tarde. Yo tenía 16 años. Jugaba en Cuarta (categoría adolescente). Era el descanso del partido General Genes-Presidente Hayes y nuestro entrenador estaba dando una charla técnica a la sombra de un árbol. Nadie escuchaba por el ruido ensordecedor del avión", relata Trigo. "El que efectuaba vuelos rasantes era Alfredo Lird, piloto aviador civil, fanático del General Genes, vecino nuestro. Siempre pasaba cada vez que había partido. Lird hacía sus primeros vuelos como piloto civil. Con los vuelos rasantes incentivaba al público a alentar. A veces arrojaba pelotas. Era el delirio cuando pasaba. Los jugadores estábamos sentados debajo de un árbol y el técnico se quejaba del ruido. Entonces yo le dije: 'Espere profe. Yo le voy a dar su medicina', y salí al medio del campo y le metí un pelotazo arriba. La pelota justo dio entre la hélice y la tapa del motor. Se rompió la hélice. La tapa de motor se cayó cerca del arco. Enseguida el avión se fue a pique hacia la avenida España".

Según los memoriosos de la época el avión derribado de un pelotazo era un CAP-4 Paulistinha, diseño original brasilero muy similar al Piper Cub americano, equipado con un motor de 90 HP y hélice de madera. El simpático ex jugador narró, desde la puerta del club de sus amores en la capital paraguaya, que el avión cayó sobre unos arbustos y que tanto el piloto y su copiloto salvaron la vida. "Se salvaron milagrosamente por suerte. Me dijeron que el copiloto fue quien más se asustó..., y yo", agrega Trigo, quien relató que apenas visto el incidente se fue corriendo para su casa y se metió debajo de la cama de su abuela Josefa.


También para abonar lo increíble del caso, resta añadir que el partido no fue suspendido, sino que luego de comprobarse que no hubo heridos de consideración, todos los protagonistas retornaron a la cancha para proseguir el cotejo. Sin embargo, Trigo se quedó en su casa. "El piloto y su copiloto fueron a buscarle para tranquilizarle, lo trajeron para la cancha, jugó y su equipo ganó el partido", cuentan los testigos del insólito caso acaecido en 1957, con una pelota muy pesada de color naranja como protagonista directa.


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