El plomo es un metal gris azulado, maleable y dúctil con un punto de fusión de 327°C. Es resistente al ácido sulfúrico, se disuelve rápidamente en ácido nítrico y es solubilizado por los ácidos orgánicos.

El plomo tiene múltiples usos, y la exposición ocupacional se presenta frecuentemente en la industria por fallas en los sistemas de control y en el cumplimiento de medidas de higiene industrial. La sintomatología y los signos observables son dependientes de la alteración funcional del órgano blanco afectado.
Entre los principales órganos-blanco afectados, tenemos:
Sistema hematopoyético: interferencia con la síntesis del grupo hemo y alteración morfológica de los precursores de los glóbulos rojos en la médula ósea.
Glóbulos rojos circulantes: inhibición de la Na-K-ATPasa, inhibición de la delta-ALA deshidratasa, pirimidin- 5-nucleotidasa.
El plomo inhibe enzimas con una particular afinidad por los grupos sulfhidrilos. Inhibición de la enzima Na-K-ATP-asa en cerebro e hígado.
Alteración del metabolismo del calcio.
Estimula la síntesis de proteínas ligadoras en los riñones, el cerebro y los huesos.
Tiroides: deprime la captación de yodo.
Riñones: inclusiones intranucleares, reducción de la filtración glomerular, síndrome de Fanconi, gota, insuficiencia renal e hipertensión.
Sistema nervioso central y sistema nervioso periférico: Interferencia con la liberación de la acetilcolina, reabsorción de la colina, reducción de la dopamina y acumulación del ácido delta-aminolevulínico, altera la conducción nerviosa.
Sistema inmunológico: reducción del número de macrófagos pulmonares, y disminución de la síntesis de anticuerpos.
La exposición ocupacional origina intoxicaciones agudas y crónicas, produciendo sus efectos sobre órganos blancos específicos. El efecto tóxico del plomo está relacionado entre otros con las interacciones metabólicas con los elementos esenciales (por ejemplo, el hierro, el zinc y el cobre). En la mayoría de casos el plomo es absorbido lentamente por semanas o meses, y el curso clínico es subagudo o crónico
La intoxicación crónica se presenta en tres fases: impregnación, intoxicación franca e intoxicación antigua (secuelas). El inicio de los síntomas de la intoxicación crónica es frecuentemente brusco. Los síntomas iniciales son: astenia, pérdida de peso, insomnio, e hipotensión. A estos síntomas pueden asociarse síntomas gastrointestinales: estreñimiento, anorexia, y molestias abdominales e incluso cólicos. Los signos incluyen: palidez, malnutrición e hipersensibilidad abdominal.