En diciembre del año pasado el New York Times (NYT) publicó una extraña historia en la que se revelaba que el Pentágono estuvo financiando una oficina dedicada a la investigación de OVNIs. Para probarlo el diario mostró un video donde se mostraba un caza Navy F/A-18 Super Hornet persiguiendo a un objeto desconocido, además afirmó que un grupo de edificios en Las Vegas almacenaban aleaciones y otros materiales desconocidos supuestamente relacionados con OVNIs.


Extraños objetos siendo perseguidos por aviones norteamericanos. Foto: Departamento de Defensa de los EEUU
"Tienen, como informamos en el diario, algunos materiales de estos objetos que se están estudiando para que los científicos puedan explicar las increíbles propiedades de la tecnología de estos objetos, sean lo que sean", dijo Ralph Blumenthal, autor del artículo, en una entrevista para el canal MSNBC. "No conocen (las aleaciones). Las están estudiando, pero es un tipo de compuesto que no reconocen", agregó.
Sin embargo, de acuerdo a unos químicos y metalúrgicos entrevistados por Live Science, hay algo que no encaja en toda esta historia. "No creo que sea plausible que haya aleaciones que no podamos identificar", dijo Richard Sachleben, químico retirado y miembro del panel de expertos de la American Chemical Society. "¿Mi opinión? Eso es completamente imposible", sentenció.
El punto es que las aleaciones son mezclas muy comunes de diferentes tipos de metales elementales, de hecho, dijo Sachleben, son más comunes en la Tierra que los metales elementales puros, y se les entiende bastante bien.
"Hay bases de datos de todas las fases conocidas (de los metales), incluidas las aleaciones", dijo May Nyman, profesor del Departamento de Química de la Universidad Estatal de Oregon. Esas bases de datos incluyen técnicas sencillas para identificar aleaciones. Si apareciera una aleación desconocida, sería relativamente simple averiguar de qué está hecha.
Por ejemplo, para las aleaciones cristalinas, aquellas en las que las mezclas de átomos forman una estructura ordenada, los investigadores usan una técnica llamada difracción de rayos X, dijo Nyman.
"La longitud de onda de los rayos X es aproximadamente del mismo tamaño que la distancia entre los átomos de aleaciones cristalinas", dijo Nyman. "Entonces eso significa que cuando los rayos X entran en un material bien ordenado, difractan... y a partir de ese patrón de difracción se puede obtener información sobre la distancia entre los átomos, que átomos son y qué tan bien ordenados están. Dice todo acerca de la disposición de sus átomos", agregó.
A su vez, con aleaciones amorfas no cristalinas, el proceso es no tan diferente. "Estas son todas las técnicas estándar en los laboratorios de investigación, así que si tuviéramos metales tan misteriosos, podrías llevarlo a cualquier universidad donde se realice una investigación, y ellos podrían decirte cuáles son los elementos y algo sobre la fase cristalina en pocas horas", dijo Nyman.
"No hay aleaciones en un almacén que no podamos descifrar. De hecho, es bastante simple, y cualquier estudiante de posgrado metalúrgico razonablemente bueno puede hacerlo por usted", añadió por su parte, Sachleben.
Metales del espacio
Con respecto a si los metales provenían del espacio, Nyman dijo que algunos experimentos forenses responderían rápidamente a esta pregunta. Un viaje espacial dejaría señales en el metal, por ejemplo, en forma de restos espaciales e ionización cambios en las cargas eléctricas de los átomos.
Incluso si una nueva aleación cayese a la Tierra desde el espacio exterior, no necesariamente querrá decir que proviene de una nave extraterrestre. De hecho, dijo Sachleben, las aleaciones golpean el planeta con regularidad en forma de meteoritos, dejando tras de sí señales reveladoras. El meteoro que acabó con los dinosaurios fue identificado justamente por los metales raros que dejó en la corteza terrestre.
¿Esto significa que se debe dejar de investigar este extraño caso? Definitivamente no. Que algo no sea de origen “alienígena” no quiere decir que tenga alguna explicación más lógica e igual de fascinante.
Fuente: nmas1