Pararse en una terraza de madera puede resultar cálido en un día caluroso, pero una de metal sería insoportable. Una mirada casual a la madera y el metal no te dirá por qué uno se calienta más que otro. Tienes que examinar las características microscópicas y luego ver cómo los átomos de estos materiales conducen el calor.
Vibraciones
El calor hace que las moléculas de un material vibren. Mientras vibran, empujan a sus vecinos, transmitiendo la energía de su movimiento. Cuando un grupo de moléculas hace vibrar a otro, el calor pasa a través del material.
Superficie
La conducción de calor entre materiales depende en parte de cómo se unen sus superficies. Si una superficie es rugosa e irregular, los espacios interrumpen el contacto y la conducción de calor. La madera está llena de huecos microscópicos en su superficie. Los metales son más suaves y tienen menos espacios.
Rieles
En los metales, los electrones externos de sus átomos están más débilmente unidos que en la madera. Los átomos de metal están empaquetados más densamente y pueden transmitir vibraciones de calor con mayor facilidad.
Cristales contra fibras
A nivel atómico, los metales se organizan en redes de cristales, que tienden a ser rígidos. La madera está hecha de fibras diminutas, que son más suaves y están organizadas de manera más aleatoria. Las vibraciones de calor se conducen de manera menos eficiente a través de estas fibras.
Vacíos internos
La madera tiene huecos tanto en el interior como en la superficie. Está plagado de bolsas de aire microscópicas que quedaron cuando la madera viva se secó. Las vibraciones moleculares del calor se mueven lentamente a través de estos bolsillos. Los metales tienen muchos menos vacíos.
Fuente: sciencing
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