Un ingeniero estaciona su camioneta frente a una obra en construcción. Lleva encima 13.000 dólares para pagar el salario de los obreros. No ha bajado aún del vehículo cuando una persona pasa de largo a su lado, lo mira con disimulo, se detiene, da media vuelta y se acerca a la ventanilla del lado del conductor. El ladrón ya lleva el arma en su mano. Intena abrir la puerta pero no puede, le da una patada a la puerta.
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En ese momento el conductor dispara desde dentro de la camioneta a través de la ventanilla. El ladrón cae al piso con tres disparos: uno en el hombro, otro en la ingle y el tercero en la pierna. Pronto los obreros de la construcción salen a ver que había sucedido. El constructor desciende del vehículo, aleja el arma del ladrón con el pie y hace una llamada. La escena, violenta, quedó registrada en detalle por una cámara de seguridad. Y su difusión puso otra vez en la agenda de los argentinos el tema de la inseguridad y los casos en los que la víctima decide defenderse.
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