A pesar de ser un riesgo muchas veces olvidado, las descargas eléctricas provocadas por la electricidad estática pueden ejercer como fuente de ignición que genere un incendio en cualquier ámbito, ya sea industrial o doméstico, provocando una inflamación súbita que puede poner en peligro a las personas y equipos que se encuentran cerca.
Además, podemos afirmar que se trata de un riesgo muy presente en determinadas actividades como pueden ser aquellas en las que hay almacenamiento y trasiego de líquidos combustibles e inflamables.
Este fenómeno se puede producir tanto en elementos sólidos, líquidos y gaseosos, aunque para que se produzca la ignición debe existir una atmósfera inflamable dentro de los límites de explosividad del producto. Por ejemplo, se puede producir en el trasiego de líquidos combustibles a través de una tubería, como es el caso del ejemplo que se muestra.
Por este motivo, será importante contar en los procesos industriales con medidas de prevención y protección frente a estos fenómenos, como paso a previo a la protección contra incendios provocados por este motivo.
Desde el punto de vista de la prevención, podemos atacar este riesgo desde distintos puntos de vista. Uno de ellos es el de evitar que se desarrollen atmósferas inflamables, o al menos reducir las concentraciones de la atmósferas hasta un límite seguro.
Otra opción puede ser evitar que las cargas electrostáticas alcancen un potencial generador de chispa
Algunas de estas medidas se pueden implementar mediante el control de las atmósferas explosivas mediante ventilación forzada o gas inertizante, el control de la velocidad del flujo de los líquidos, la interconexión y puesta a tierra de todas las superficies conductoras o el control adecuado de la temperatura de contacto entre superficies.
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